LAS FRUSTRACIONES INFANTILES: CÓMO ACOMPAÑARLAS Y PORQUE.
La mayor parte de recursos emocionales que tenemos como adultos los hemos aprendido, trabajado y ensayado de pequeños. Para mí, éste es el pilar donde se sustenta la gran responsabilidad que tenemos toda la comunidad educativa (familias, educadoras y entorno) a la hora de acompañar a nuestros niños.
Cuando hablamos de frustraciones nos vienen a la cabeza inputs negativos. Pero saber gestionar las frustraciones es una base fundamental para vivir de forma sana, alegre y resiliente nuestro día a día. Por lo tanto, es necesario acompañar a los niños para fomentar una buena gestión de aquellas situaciones donde no nos sale todo a la primera, donde debemos aceptar un “no”, donde no tenemos espacio, etc.
¿Cómo acompañar a nuestros niños?
Ante todo debemos diferenciar entre las demandas que tienen los bebés relacionadas con sus necesidades básicas (como podrían ser el hambre, el frío, el sueño, entre otras) –y a estas debemos atenderlas lo más rápido posible- de las demandas que van haciendo a medida que se hacen mayores y no tienen una afectación hacia sus necesidades básicas.
En segundo lugar, es necesario que como adultos comprendamos la importancia de acompañar en esta gestión de las frustraciones para evitar que nuestros niños se acaben convirtiendo en adultos incapaces de entender y aceptar conceptos como la paciencia, el fracaso, la pérdida, ...
Por último, podemos utilizar diversas estrategias para trabajarlo con los niños:
- Dar ejemplo. La actitud positiva de los adultos a la hora de afrontar las situaciones adversas es siempre el mejor ejemplo para que los niños aprendan a resolver sus problemas.
- Enseñar a identificar las emociones que sienten y a ponerle nombre. Etiquetar las emociones que está sintiendo para ayudarles a identificarlas y reconocerlas. Esto les ayudará a conocer mejor su mundo interior y gestionar mejor sus emociones.
- Educar en la cultura del esfuerzo. Es importante enseñar a los niños que es necesario esforzarse. Así aprenderán que el esfuerzo es, en muchas ocasiones, la mejor vía para resolver algunos de sus fracasos.
- Dar herramientas necesarias para gestionar estos momentos. Acompañar a los niños emocionalmente cuando están enojados, y ayudarles a relajarse cuando el momento de tensión ya haya pasado.
- No darles todo hecho. Si les facilitamos todo y no dejamos que consigan por sí solos los retos que se les van planteando mientras crecen, será difícil que puedan equivocarse y aprender de sus propios errores para saber cómo enfrentarse a los fracasos.
- No ceder delante de las rabietas. Las situaciones frustrantes derivan en muchos casos hacia las rabietas. Si los adultos cedemos frente a ellas, los niños aprenderán que es el mejor sistema para solucionar problemas.
- Marcarles objetivos. Es importante plantear a los niños objetivos asequibles y realistas para enseñar a tolerar la frustración, pero en ningún caso es necesario exigirles que se enfrenten a problemas por los que no están preparados madurativamente o por edad y que no sean capaces de superar.
- Enseñar a pedir ayuda. Hay niños que les cuesta mucho pedir ayuda y otros que la piden de forma constante e inmediata. Hay que enseñarles a intentar encontrar primero la solución al problema. Y en segundo caso, una vez intentado pedir ayuda.
- Modificar la tarea. Enseñar al niño una forma alternativa de conseguir sus objetivos.
- Convertir la frustración en aprendizaje. Las situaciones problemáticas son una excelente oportunidad para que el niño aprenda cosas nuevas y las interiorice. De esta forma, le ayudamos a poder afrontar el problema por sí mismos cuando se vuelva a presentar.
- Enseñarles a ser perseverantes. La perseverancia es fundamental para superar situaciones adversas. Es positivo que los niños aprendan que siendo constantes pueden solucionar muchos problemas, y así sabrán controlar la frustración en otras ocasiones.
Según un estudio de la Escuela de Salud del Hospital Sant Joan de Déu “Intentar complacer siempre a los niños y evitar que se sientan frustrados ante cualquier situación no favorece su desarrollo integral como persona, ya que cuando sean adultos tendrán que enfrentarse a circunstancias tanto de éxito como de fracaso de forma ineludible”.
Desde la escuela infantil os animamos a todas y todos a acompañar a nuestros niños en este espectacular mundo lleno de retos que es la vida.