UNA CUESTIÓN DE MEDIDAS
A menudo en la escuela infantil oímos la frase "no amor, esto no se puede tocar, déjalo" cuando el niño manipula objetos que tiene a su alcance y esta situación nos ha hecho reflexionar. De forma natural cuando pensamos y diseñamos los espacios en nuestra escuela tenemos dos tamaños: el que queda al alcance de los niños y el que no. Este es nuestro sistema métrico más universal en las escuelas infantiles. Y a nosotros, en Belluguets, nos sirve para diseñar espacios para los niños y espacios para los adultos. Es importante tener claro qué dejamos al alcance de nuestros niños y porqué. Pero también qué dejamos alzado para que no lleguen, y sea el adulto quien tenga que coger ese material y acompañar su uso.
Podéis pensar ¿por qué hay objetos de vidrio, como por ejemplo los vasos, que se pueden romper al alcance de los niños? Pues porque trabajamos para que sean lo más autónomos posible y el trabajo de comprensión de lo que supone utilizar un elemento que se puede romper es importante: el cuidado, como lo muevo, como lo utilizo, como lo vuelvo a guardar, qué hago cuando cae y se rompe,... son aprendizajes muy buenos para nuestro día a día y que integrarán de forma significativa para moverse por el mundo.
También podéis preguntaros, ¿por qué tienen cuentos en los estantes más altos en la escuela? Si es un material que no se considera peligroso y además a los niños les encantan normalmente. Pues porque los niños durante la primera infancia empiezan a aprender a girar hojas con delicadeza y cuidado, y somos los adultos los que debemos acompañarlos en este aprendizaje. Es por eso que los tenemos alzados porque se tienen que cuidar y querer mucho los cuentos, porque es un material muy preciado y queremos transmitir estos valores a nuestros niños.
Os invitamos a reflexionar sobre este tema y a darle una vuelta. Tener claros como adultos cuáles son los materiales y espacios que dejamos a su alcance y poder explicárselos, esto da seguridad a nuestros niños y al mismo tiempo aumenta su confianza al hacerlos partícipes del funcionamiento y las normas establecidas por nosotros, los adultos.